“Yo, en cambio, estoy lleno de poder, del Espíritu del SEÑOR, y de juicio y de valor, para dar a conocer a Jacob su rebelión, y a Israel su pecado.” – Miqueas 3:8
El profeta Miqueas profetizó durante el reinado de 3 reyes en el reino del Sur, lo que se conoce en la Biblia como el reino de Judá después de la división del reino de Israel.
El pueblo se había corrompido como se habían corrompido sus líderes. Tanto los lideres como el resto del pueblo se convirtieron en infieles a Dios. En otras palabras, tanto Israel como los de Judá fueron infieles al pacto que tenían con Dios.
Dios les levanta diferentes profetas que lo representen y les hable al pueblo señalándoles sus maldades. La injusticia de parte de los jueces era abundante, las viudas eran desatendidas, a los pobres se les atropellaba, y otras cosas acontecían como resultado de su condición espiritual. Los profetas llamaban al pueblo a regresar a la fidelidad a Dios y al pacto que habían hecho con Él.
Hoy en día vivimos en tiempos donde las mismas prácticas abundan. Hoy en día Dios tiene como representantes de Él a la iglesia. La iglesia tiene que ser la voz profética que señale la malad y dirija al pueblo a la verdad que está en Cristo Jesús solamente.
La iglesia tiene al Espíritu Santo, tiene el poder del Espíritu, la iglesia tiene las plataformas para ser la voz De Dios en nuestra sociedad. ¿Qué estamos esperando para ser la voz profética?. Procuremos estar llenos del Espíritu y vivamos nuestra profesión y seamos valientes.
-Pastor Omar Valcarcel